El lado oscuro del corazón, película dirigida por Eliseo Subiela con dirección de fotografía por Hugo Colace.

En esta película, filmada en formato fílmico, lo poético y lo sexual ocupan un lugar fundamental. La fotografía, pensada en función del relato y del vínculo a representar entre los personajes, juega con los contrastes entre los distintos espacios para trabajar sobre un clima por momentos onírico y hasta surrealista. El protagonista interpretado por Hugo Grandinetti, atraviesa distintos tipos de ambientes: uno que implica su ambiente laboral, en una agencia de publicidad, donde siente que desperdicia su talento, y otro donde el es fundamentalmente un poeta, y es capaz de amar, de gozar y de dejarse ser.

A lo largo de la película hay una especie de curva cromática: según el espacio que habita el personaje y por quién se encuentra rodeado, pasa de una situación mucho más fría a una situación de explosión de color al estar con la mujer que ama (la prostituta). Desde lo técnico, esto se lograba a través de distintos dispositivos y filtros para controlar la iluminación.

El espacio lumínico que elegí para analizar particularmente es el del cabaret, donde él conoce y vuelve a buscar una y otra vez a su amor, a la mujer que representa su objeto de deseo. Aquí la poesía y la pasión son las claves para pensar cómo debe percibirse este espacio.

En el frame que seleccioné, vemos un ejemplo de cómo el mundo, el entorno que rodea a los personajes se transforma lumínicamente en función de lo que a ellos le sucede. Cuando ella avanza en dirección a él, las luces bajan, las demás personas que habitan el cabaret desaparecen o se diluyen entre sombras. El contraluz recorta su silueta de manera que lo que el espectador ve es a través de la mirada de él, sus ojos están solo para ella, viéndola avanzar, tan sensual y especial como es tan solo para los ojos del enamorado.